"El Ultimo Café" es un precioso tango compuesto por Cátulo Ovidio Castillo y Atilio Stampone, estrenado en Argentina en 1963. Habla sobre la finitud del amor con una letra nostálgica y una melodía elegante. Carmina Cannavino fue una destacada cantante peruana, parte del movimiento nacional de la Nueva Canción, que extendió sus brazos a otros referentes hispanoamericanos. La artista era una muy reconocida intérprete de temas de Chabuca Grtanda y Mercedes Sosa. Nació en Lima el 30 de Septiembre de 1962, y falleció en México, donde fue a radicar, el 17 de Septiembre del 2022, a consecuencia de un agresivo cáncer al estómago. Hija de músicos (padre italiano y madre peruana) participó en un Festival de la OTI en Ecuador, quedando tercera, y en el 2020 en el homenaje por el centenario del nacimiento de Chabuca Granda, efectuado en Lima. Ha cantado en escenarios con Mercedes Sosa, Soledad Pastorutti, Lila Downs, Jorge Drexler, Tania Libertad y Silvio Rodriguez, entre otros consagrados artistas. Su interpretación de "El Ultimo Café" es espléndida. Su voz es sublime, y así lo reconocen muchos entendidos en música. La acompaña el guitarrista peruano, radicado en Argentina, Lucho González, que ha hecho arreglos y participado en grabaciones con Chabuca Granda, Tania Libertad, José José, Ana Belén, Vicentico, Marco Antonio Muñiz, Maria Dolres Pradera y otros grandes cantantes. La canción ha sido interpretada también por Julio Sosa, Susana Rinaldi y Rocío Dúrcal, entre otros. El tema es parte del disco "Encuentros y Despedidas" grabado en 1999. "Llega tu recuerdo en torbellino, Vuelve en el otoño a atardecer Miro la garúa, y mientras miro, Gira la cuchara del café. Del último café Que tus labios con frío, Pidieron esa vez Con la voz de un suspiro. Recuerdo tu desdén, Te evoco sin razón, Te escucho sin que estés. "Lo nuestro terminó", Dijiste en un adiós De azúcar y de hiel... ¡Lo mismo que el café, Que el amor, que el olvido! Que el vértigo final De un rencor sin porqué... Y allí, con tu impiedad, Me vi morir de pie, Medí tu vanidad Y entonces comprendí mi soledad Sin para qué... Llovía y te ofrecí, ¡el último café!..."